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Estrategia: un juego de rol

No hay disciplina del management empresarial o estrategia de negocio que escape al pensamiento estratégico.

Tuve una vez un buen compañero aficionado a los juegos de rol. Me contaba mi compañero que, una vez sorteados los papeles entre los participantes, se trataba de tomar decisiones en base a una estrategia decidida para el personaje que te tocaba interpretar. Desde entonces, con cada rol que la vida profesional me reserva, me imagino jugando una de aquellas partidas que mi compañero me decía duraban varios días: la clave está en la estrategia.

estrategiajuegorol

Banco de imágenes de Creative Commons, autor José Manuel Ríos Valiente

 

Escribe Isabel del Val, en su fantástico libro Management Estratégico, que “Pensar estratégicamente consiste en prever los acontecimientos antes de que sucedan, lo que obliga a tener conciencia en todo momento de lo que se está tratando de hacer y lo que los adversarios están intentando a la misma vez. La circunstancia no es cómoda ni fácil y habrá que conjugar el análisis de la información y de la situación por medio de técnicas, creatividad e intuición.

No hay disciplina del management empresarial que escape al pensamiento estratégico. Por eso, y según mi experiencia, se puede aplicar a todas un método que puede resumirse en tres pasos:

 

  1. ¿Dónde quiero llegar?
  2. ¿Dónde estoy?
  3. ¿Qué camino tengo que seguir para llegar desde donde estoy hasta donde quiero llegar.

La respuesta a la primera pregunta es básica. En el cuento de Lewis Carroll, Alicia le pregunta al gato por el camino que debe tomar y el gato contesta que depende a donde quiera ir, pero como Alicia no sabe realmente a donde quiere ir, el gato le ofrece la única solución posible:  no importa el camino que escojas, llegarás a algún sitio si caminas lo suficiente. Este sabio consejo sólo es válido para alguien que está empezando a vivir, como Alicia; pero cuando se trata de tomar decisiones en el entorno empresarial, es realmente peligroso no saber hacia dónde vamos. Y sin embargo, es sorprendente las veces que se pierde de vista ese horizonte que algunos llaman “Visión”.

Para mí, dónde quiero llegar, no es solo un lugar sino también una forma de estar en ese lugar y una manera de recorrer el camino. Por así decirlo, me ofrece una panorámica casi filosófica y de principios (valores) con la que enfocar el trabajo. Describir ese horizonte con todo detalle posible permite identificar los objetivos estratégicos de una forma clara y contundente.

Saber dónde estoy, la respuesta a la segunda pregunta, es aterrizar de nuevo en la realidad: si la primera pregunta representa a los sueños, la ilusión, esta segunda representa la toma de contacto con la realidad. Por eso me permito soñar primero y aterrizar después porque aunque hay quien aconsejaría hacerlo al revés, mi experiencia es que hace falta atreverse a soñar para alcanzar un punto de valentía al que recurrir en los “momentos flojos”.

El análisis de la realidad me va a permitir conocer mis fortalezas y mis debilidades ante ese horizonte que he planeado alcanzar; también las de mi entorno y competidores, tanto las que representa una oportunidad como las que representan una amenaza.

Y sabiendo dónde estoy y a dónde quiero llegar, se trata de dibujar un camino que me lleve. Busco en la respuesta a esta tercera pregunta no sólo un itinerario, que también, sino que antes que eso defino:

  • La forma en la que voy a recorrer el camino: cómo voy a presentarme ante el mundo (misión), en qué coordenadas me voy a mover (posicionamiento), qué vehículo voy a utilizar (modelo de negocio).
  • Las etapas que tengo que cubrir: un plan maestro o director.
  • De quién o de qué me voy a hacer acompañar en cada etapa: recursos técnicos, humanos, económicos, etc. Y, en función de ello, cuánto de largas y complejas van a ser cada una de ellas.

Y ya, por fin, dibujar el itinerario en forma de planes de acción que vayan cubriendo tanto cada una de las etapas como cada una de las facetas que tengo que mantener a cubierto en cada etapa.

Cuánto más alta es la responsabilidad del rol que me toca jugar más compleja es la respuesta a esta tercera pregunta, más cosas tendré que tener en cuenta. Pero lo más importante es que, juegue en el papel que juegue, las respuestas a la primera y la segunda preguntas son comunes a todos los participantes, o al menos deberían serlo (con sus matices, por supuesto, porque qué duda cabe que el mundo es una cuestión de interpretaciones personales).

La toma de decisiones a la que sin remedio podremos escapar y que deriva de todos esos otros imprevistos que irán surgiendo en el camino es una cuestión de técnicas, creatividad e intuición. Pero, como decía mi compañero, la clave para salir airoso de ellas está en la estrategia.

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Marina Fernandez Arroyo

Escrito por Marina Fernandez Arroyo

Desde siempre aspiré a hacer de este un mundo mejor, más justo, más igualitario. Desde COCREANET, la empresa de la que soy socia y fundadora, aterrizo mi propósito en proyectos de innovación, empresarial, social y, ahora también, rural. Un compromiso con las personas y con la sociedad.

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