Algunas construcciones rurales que sirvieron en su día como fábricas, silos, graneros, corrales… pueden tener una nueva vida aplicando un enfoque estratégico e innovador.
En una entrada anterior, partíamos de la reflexión que nos había provocado conocer la “teoría de los cristales rotos” aplicada al entorno rural y que, como consecuencia, derivaba en ese estado de desánimo y apatía que hemos visto demasiadas veces. Proponíamos entonces romper la tendencia utilizando todas esas construcciones tradicionales (viejas fábricas, silos, escuelas, molinos, corrales…) que han caído en desuso y que están deteriorándose precipitadamente.
Fuente Foto: de Pixabay, by herbert2512
Nos preguntábamos… ¿Cómo podríamos, con un enfoque innovador y estratégico, transformar estos espacios en motores de desarrollo económico, social y cultural de dichas comunidades?
Los motivos ya quedaron explicados en la otra entrada, no solo buscamos preservar el patrimonio histórico y el carácter identitario de estas comunidades, sino que también intentamos explotar todo el potencial de la innovación para reimaginar un futuro de oportunidades y crecimiento sostenible.
Área de Exploración1: Espacios culturales y creativos
La cultura y el arte están reconocidas por la Unión Europea como estrategias clave para el desarrollo y la cohesión territorial. Reorientar estos edificios hacia este campo puede ser una manera no sólo de darles otra vida sino de generar nuevas oportunidades productivas.
Por ejemplo, convirtiéndolos en talleres y galerías de arte que muestren al mismo tiempo la historia local y que también sirvan para la creación a nuevos artistas locales. Los espacios “improductivos” representan un problema a largo plazo por los altos costes de mantenimiento pero si generamos actividad en ellos, actividad productiva, podemos encontrar incluso opciones para la financiación y sostenibilidad del proyecto.
Actividades productivas en el campo del arte y la cultura pueden ser teatros, salas de concierto, eventos culturales, talleres de arte y artesanía, pero también programas de residencias artísticas donde artistas y población local pueden trabajar además en proyectos comunitarios.
Área de Exploración2: Espacios educativos y de formación
Caben diferentes opciones en función de la disponibilidad del espacio, de su estado de conservación y de la propia construcción. Algunas podrían ser: escuelas de oficios y técnicas, recuperando sabiduría local. Si no hay espacio suficiente para un aula, al menos sí para un laboratorio donde se pueda investigar y conocer la práctica de estos oficios.
Se puede incluso ligar a programas de innovación y emprendimiento, que ofrezcan no solo la capacitación sino que fomenten otras alternativas laborales que eviten el “éxodo” de una parte de la población.
Una variante interesante podría ser la creación de un laboratorio de fabricación digital, que proporcione acceso a herramientas tecnológicas como impresoras 3D, cortadoras láser, software de diseño… Ligado a talleres de innovación para enseñar habilidades de fabricación y prototipado rápido.
De forma más discreta, se pueden reconvertir también en bibliotecas comunitarias y centros de recursos que proporcionen acceso a información y tecnología, tal es el caso de un coworking. Una vez más, no se trata sólo de algo pasivo, sino que se pueden establecer programas de formación y aprendizaje para todas las edades.
Menudo “melón” hemos abierto, cuanto más pienso más ideas se me ocurren. Tanto es así que habrá que dejarlo para una nueva entrada.
Lo importante es comprender que la innovación tiene una capacidad casi infinita para transformar no sólo los espacios sino, lo más importante, a las personas.
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Desde siempre aspiré a hacer de este un mundo mejor, más justo, más igualitario. Desde COCREANET, la empresa de la que soy socia y fundadora, aterrizo mi propósito en proyectos de innovación, empresarial, social y, ahora también, rural. Un compromiso con las personas y con la sociedad.
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