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artículo propios de vivencias y conceptos sobre innovación de interés para empresas y emprendedores.

Innovación social: un intento de aproximación al concepto

#innovacionsocial nuestra pequeña aportación a clarificar un concepto sobre el que existen tantas definiciones como autores han escrito sobre ello.

Llevamos años escuchando hablar de innovación social, más bien de prácticas de innovación social. Los ejemplos son muchísimos, en casi todos los sectores de mercado, en diferentes ámbitos productivos, en distintos contextos geográficos… Sin embargo, no será tan fácil encontrar una definición homogénea para el concepto. Este artículo tampoco lo pretende. Sencillamente, vamos a intentar hacer una aproximación desde nuestra humilde experiencia en este campo.

innovacionsocial

Banco de imágenes de Pixaby, by MetsikGarden

Hablar de innovación es fácil para COCREANET, ese es nuestro core y donde nos sentimos más cómodos, tanto como consultores como diseñadores y desarrolladores de programas de innovación. Cuando empezamos a trabajar con innovación social, algún tiempo después, nos encontramos con un mundo difícil de abarcar por su amplitud, apasionante también por la cantidad de oportunidades que es capaz de generar allí donde alguien decide poner en marcha una propuesta de este tipo.

La innovación, aterrizada a lo tangible (encontrará el lector muchas entradas al respecto en este mismo blog), no es más que la búsqueda y hallazgo de una solución distinta a un problema clásico (entiéndase clásico como repetitivo en el tiempo). La creatividad puesta al servicio del progreso, asumiendo “progreso” como aquello que puede mejorar – por ser más eficiente, más eficaz, o ambas cosas -. Aplicamos innovación en las empresas, en los modelos de negocio, en la gestión, en la actividad política, y en nuestro a día a día, en todas partes. Es consustancial al ser humano.

Con esta definición tan sencilla podría parece igualmente fácil deducir qué es “innovación social”: el calificativo la sitúa en un contexto determinado de servicio, en un ámbito relacionado con las personas – o con la sociedad en su conjunto -, y en un marco de activismo. Y, sin embargo, no siempre es así. Por ejemplo, en nuestro recorrido vital por la “España vaciada” podemos encontrar multitud de proyectos que bien podrían formar parte de las prácticas de innovación social sin que cumplan estrictamente con esos preceptos. Dicho de otro modo, conocemos bastantes casos que han resultado en innovación social y que, fuera del contexto, serían un emprendimiento sin más. En un pueblo con muy pocos habitantes un comercio puede ser innovación social, lo que fuera de ese ámbito sería un negocio sin más.

Por tanto, la consideración de innovación social, a nuestro entender, tiene más que ver con el impacto (social, naturalmente) que con cumplir con una serie de características. Es el resultado lo que convierte al proyecto en innovador desde el punto de vista social y no su naturaleza.

Rebuscando entre tantos autores que han escrito sobre el tema, encontramos que la innovación social hunde sus raíces en las organizaciones sociales. Estas, después de muchos años trabajando sobre el terreno, concluyeron que cualquier intento de cambio a largo plazo pasaba por la sostenibilidad económica. El concepto ONG y cualquier otro que dejase de lado ese aspecto fundamental se quedaba corto y no servía como instrumento válido para transformar una situación injusta. La empresa social – aunque tampoco exista una definición consensuada al respecto – viene a cubrir ese gap entre el ámbito de actuación asistencial y la generación de proyectos de negocio con criterios meramente de mercado.

Pero que los criterios de rentabilidad no se apoyen única y exclusivamente en variables de mercado no quiere decir que no sea exigible la sostenibilidad económica. La innovación social se distingue de cualquier otra forma de innovación precisamente en eso: en que persigue un objetivo que va más allá de la generación de insumos económicos, tiene sobre todo un propósito social, de cambio, de transformación del entorno.

Volviendo al punto de partida: la innovación como concepto, y añadiendo estas aclaraciones referidas al impacto y al propósito, pero también a la sostenibilidad. La innovación social sería la búsqueda de una solución nueva, sostenible económicamente pero sobre todo con impacto en sus resultados, a un reto social complejo que no ha sido capaz de resolver ni la acción política, ni la acción asistencial, ni mucho menos el mercado.

La pregunta que nos hacemos es: ¿existe alguna otra forma, sostenible a largo plazo, de abordar retos sociales que no sea innovación? O dicho de otra manera: la “innovación social” es un constructo que encierra en sí misma algo que no puede ser entendido como la unión de “innovación” + “social”. Es #innovacionsocial

 

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Marina Fernandez Arroyo

Escrito por Marina Fernandez Arroyo

Desde siempre aspiré a hacer de este un mundo mejor, más justo, más igualitario. Desde COCREANET, la empresa de la que soy socia y fundadora, aterrizo mi propósito en proyectos de innovación, empresarial, social y, ahora también, rural. Un compromiso con las personas y con la sociedad.

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