El pensamiento de diseño (design thinking) es una propuesta de innovación social, trabajando para cambiar el mundo.
Kiran Bir Sethi es la fundadora de un movimiento que ya tiene repercusión internacional pero que comenzó como un proyecto educativo en Ahmedabad (India). Se trata de dar la oportunidad a los niños de abordar problemas complejos, de carácter social, en su contexto (familiar, personal, comunitario…). Un movimiento que se denomina “Design for Change” y que tiene un poderoso leitmotiv: “I can”.
Kiran estudió diseño en India; a partir de ahí, se interesó por hacer de las ciudades un lugar más fácil de habitar para los más vulnerables: los niños. Pensó que quiénes mejor que ellos mismos para generar ese movimiento de cambio y, con esa idea, fundó el colegio Riverside. El fenómeno, y sus espectaculares resultados, pronto se hicieron virales, primero en India y después en el resto del mundo. Podéis ver aquí el vídeo de la charla TED que Kiran dio en noviembre de 2009.
La clave del enfoque metodológico de Bir Sethi es el pensamiento de diseño y su aplicación al campo educativo como promotor del cambio social. El uso del pensamiento de diseño (Design Thinking) a la resolución creativa de problemas, en general, y al abordaje de problemas complejos de índole social en particular, se está constituyendo en una de sus aplicaciones más interesantes y con mayor repercusión futura. No podía haber sido de otra manera si tenemos en cuenta que se trata de una de las bases metodológicas sobre las que se soporta la innovación, y qué mejor planteamiento de innovación que aquel que pugna por hacer de este un mundo mejor.
Hasta hace muy pocos años, todavía hoy en muchos entornos, el concepto de innovación estaba casi indisolublemente unido al de tecnología. Si bien es cierto que gracias a la tecnología se han logrado grandes progresos que repercuten directamente en el bien de las personas y de la sociedad (en el campo de la medicina, de la salud pública, de la eficiencia energética, del medioambiente, etc.), no deja de ser eso: una herramienta, un medio al servicio de una causa mucho mayor. La tecnología en sí misma no puede ser un fin, es su uso y su aplicación concreta, lo que la convierte en realmente valiosa.
Por eso, actualmente, el foco de la innovación ha pasado de la tecnología al concepto previo: al diseño, a la búsqueda e ideación de soluciones a problemas que importan a las personas. Esta desviación resulta ser en realidad un cambio de paradigma que sitúa en el centro a las personas: innovación centrada en las personas (Human Centered Innovation). El pensamiento de diseño, como enfoque o filosofía de trabajo, busca, antes de nada, soluciones a problemas de la gente para, sólo después, plantearse su viabilidad técnica y su posible transformación a negocio. Explorar antes que explotar.
En este contexto, parece casi de cajón plantearse como objetivo buscar la forma de abordar grandes retos que preocupan a la sociedad. No es objeto de este post adentrarse en el complejo y enorme mundo del Design Thinking, grosso modo decir que las herramientas y metodologías que se engloban bajo esta denominación beben de disciplinas tan dispares como la antropología, la psicología, y hasta la programación informática. Como marco conceptual, el abordaje de este tipo de retos se produce a partir de la empatía (para con el usuario / cliente / beneficiario de la solución), de la participación de los diferentes agentes implicados (stakeholders, cocreación), y mediante aproximaciones sucesivas que van aportando un conocimiento cada vez más profundo al equipo diseñador.
Los retos sociales son, por definición, problemas complejos sobre los que no cabe en la mayoría ocasiones una solución única. Resulta mucho más útil trabajar sobre la definición del problema en sí, de cómo afecta a cada uno de los grupos de interés, de las repercusiones en la comunidad y de su alcance. La educación es uno de esos retos sociales complejos, tal como lo planteó Kiran Bir Sethi, hay muchos más. Tim Brown, el presidente y CEO de IDEO, uno de los grandes pensadores de diseño de nuestro tiempo, explica algunas de estas aplicaciones en esta fantástica charla TED.
Como sea, lo cierto es que este movimiento que llaman innovación social tiene mucho de esperanzador. En la última década del siglo XX y primeros años del siglo XXI, las empresas – sobre todo las más grandes y con mayor impacto a nivel mundial – promovieron iniciativas de carácter social bajo el marco de la Responsabilidad Social Corporativa. Hoy, después de la terrible crisis económica mundial, muchas de esas iniciativas han perdido fuelle. Pero lo cierto es que la urgencia de asumir la responsabilidad que las empresas tenemos en la sociedad en la que nos desarrollamos no ha hecho sino aumentar. El interés que despierta la innovación y los proyectos de alcance social pueden ser una nueva oportunidad de atender esa urgencia.
Y no estamos hablando de altruismo – aunque alguna dosis no vendría nada mal -, sino de economía. En un mercado de consumo donde la mayoría de productos se “comoditizan” en cuestión de meses o semanas, queda poco margen para la diferenciación sino es de la mano de superar la expectativa a base de valor añadido para el cliente. En ese contexto, la innovación es la gran vía a explorar: innovación de producto, de servicio, de proceso, de modelo de negocio…
Contaba Tim Brown en el vídeo que hemos visto arriba cómo se había conseguido producir y comercializar con éxito en India un producto oftalmológico que resolvía un gran problema de la población. India es un país con millones de ciudadanos de los que una buena parte carecen de muchas cosas, con graves problemas sociales muy arraigados. Es sólo un ejemplo. Nuestro mundo occidental ha dejado al descubierto grandes lagunas de vulnerabilidad y de desigualdad social de las que es urgente ocuparse también.
El diseño centrado en las personas, el enfoque de diseño, cambia la forma en que las empresas, y la sociedad en su conjunto, abordan esos retos. Un camino que puede contribuir a cambiar el mundo.
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Desde siempre aspiré a hacer de este un mundo mejor, más justo, más igualitario. Desde COCREANET, la empresa de la que soy socia y fundadora, aterrizo mi propósito en proyectos de innovación, empresarial, social y, ahora también, rural. Un compromiso con las personas y con la sociedad.
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