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artículo propios de vivencias y conceptos sobre innovación de interés para empresas y emprendedores.

No es triple impacto, es el único posible

Seguir hablando de triple impacto puede retrasar el propósito de desterrar para siempre todos aquellos proyectos de negocio perjudiciales para la sociedad o el medioambiente.

A modo de reflexión, nos preguntamos qué posibilidades reales existen de poner en marcha, hoy día, un proyecto de negocio pensando únicamente en el impacto económico, entendiendo como tal la rentabilidad económica que pueda tener para sus promotores. Y, francamente, creemos que muy pocas.

triple impacto innovacion

Banco de imágenes de Pixabay, by Mylene2401

Pensemos, por ejemplo, en un negocio digital – aunque valdría cualquier otro ejemplo – que solo tuviese en cuenta los ingresos que genera frente a los gastos que acarrea. Al principio, probablemente, podría llegar a tener éxito (dando por hecho que ha pasado todas las pruebas referidas a sus encajes en el mercado), pero poco a poco iría perdiendo el favor de sus clientes. Las personas, da igual si actuamos en nombre de una empresa o nos representamos a nosotras mismas, ya no nos sentimos cómodas cuando sabemos a ciencia cierta que aquello que estamos adquiriendo perjudica a otros semejantes o al planeta.

El llamado “triple impacto” (económico, social y medioambiental) no es ya una opción a la que aspiran únicamente los proyecto de tipo social, es la única alternativa posible en un contexto en el que hemos conseguido – y esto es un logro de la humanidad – que esté “mal visto” actuar contra nuestra propia naturaleza o la de nuestros congéneres. Como mucho, podremos mirar hacia otro lado – y no es poca cosa -, pero, finalmente, la opinión pública (redes sociales, medios de comunicación…) terminará por forzarnos a cambiar.

He de confesar mi resistencia histórica a hablar de proyectos de innovación social como algo diferente, algo que necesitaba un calificativo para distinguirlos de otros proyectos cualesquiera. Cada vez que, con toda la buena intención, hemos añadido el título de “social” a un proyecto de innovación pienso que hemos contribuido a perpetuar esos otros modelos “no sociales”.

En un ejercicio de activismo, decidí hace tiempo evitar el uso de “social” como apellido para un proyecto concreto de innovación, mostrando de esta manera que lo considero un epíteto: no puede ser de otra forma, como la hierba es verde y la nieve blanca.

Seguro que estás pensando que todavía quedan por ahí muchos negocios que de sociales no tienen nada, estamos de acuerdo. Pero tengo la firme convicción de que el tiempo los enterrará en el olvido. Mientras tanto, los que pensamos que cualquier forma de estar en el mundo – da igual que seas una empresa, un ciudadano/a, una organización cualquiera – no es posible si no es capaz de respetar unos básicos – justicia social, igualdad de oportunidades, protección de los vulnerables, cuidado del medioambiente…. -, lo que podemos hacer es no darles ni agua. Y esto incluye obviarles, no mencionarles, como si no existieran.

Hablar de triple impacto es una perogrullada, en este marco de pensamiento. Cualquier cosa que hacemos impacta en la economía, pero también impacta en los que nos rodean e impacta por supuesto en nuestro entorno. No hay manera de levantarse por la mañana y no generar irremediablemente en cada gesto ese triple impacto. Al mencionar que es una triada estamos dando visibilidad, claro está, pero estamos también dando por hecho que puede haber algo que sólo puede afectar a una de las partes.

Sin embargo, no existe la neutralidad. Ningún proyecto de negocio es neutro. Si hablamos de su impacto económico únicamente, no estamos diciendo que sea inocuo para la sociedad o para el medioambiente, estamos evitando hablar de cuáles son esos otros impactos, probablemente porque lo que revelan no sea nada bueno.

Por tanto, no hay proyectos de innovación social: hay proyectos de innovación, y los que no son sociales sencillamente no deberían ser. Esa es la apuesta. Por el mismo motivo, no hay triple impacto: el único impacto posible es triple siempre, otra cosa es que sea beneficioso o perjudicial para el entorno y la comunidad.

Te invitamos a unirte a este movimiento en el que desde tu posición, sea cual sea – consumidor, consultor, promotor, inversor… -, solo pongas tus ojos en aquellos proyectos que impacten positivamente en la sociedad y en el planeta. Los proyectos y la innovación o son sociales o no son.

 

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Marina Fernandez Arroyo

Escrito por Marina Fernandez Arroyo

Desde siempre aspiré a hacer de este un mundo mejor, más justo, más igualitario. Desde COCREANET, la empresa de la que soy socia y fundadora, aterrizo mi propósito en proyectos de innovación, empresarial, social y, ahora también, rural. Un compromiso con las personas y con la sociedad.

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